Siempre me he preguntado si los vascos eran en realidad unos moñas de mierda, justo lo contrario que se cuenta de ellos en los chistes; me explico. Tanto atentado y tanta mierda etarra de por medio, ¿y nunca nadie ha decidido tomarse la justicia por su mano? Yo paso de politiqueos nacionalistas asquerosos. Junto con las religiones, son el cáncer de nuestra sociedad, de nuestro mundo. Aclarado esto, sobretodo para los que no saben leer, he de decir que si alguien osa tocar lo mío o a los míos, no me pondré verde ni rasgaré mis vestiduras, pero ese alguien que me vaya esperando. Pues a un honorable señor, Emilio G., hijo de edil socialista, al que unos hijosdeputaetarrasdemierda le destrozan la casa, y ante la habitual pasividad policial autonómica, ¿cuál es su reacción? La que yo ya no esperaba de las gentes vascas: raciocinio testicular, el de verdad. Sin capuchas, ni por la espalda, y con un mazo y dos huevos… mejor con veinte, se planta en la sede de esas ratas bubónicas abertzales dispuesto al exterminio. Me asocio ante tal muestra de valentía y espero que estos actos sean más habituales. Según tengo entendido, este héroe, este nuevo justiciero, ya ha marchado del vertedero de pueblo protagonista del suceso, Lazkao, donde algunas de sus sub-homínidas gentes ya le han dedicado una pequeña manifestación tachándolo de fascista. Si tuviera el poder de viajar en el tiempo, robaría el avión que bombardeó Hiroshima y Nagasaki y me daría un garbeo por la historia. A mi lista de coordenadas de citas ineludibles añadiría unas tales como: Hora zulú: 19:00 h. 25/02/09 Lugar: Lazkao.
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